El gato extrañaba mucho a su dueño, entonces decidió llevarla con él al trabajo.

Un día, el oficial de policía Pedro Jimenez acogió a un gato que vio en una calle muy transitada. Se hicieron verdaderos amigos, pero como el animal ya era viejo y además, pronto falleció. Pedro estaba muy molesto por esta pérdida, porque ya había logrado encariñarse con la mascota.

Su colega estaba buscando un nuevo dueño para la gata y Pedro, sin dudarlo, accedió a llevársela. La belleza esponjosa se llamaba Mercy y resultó ser muy cariñosa, alegre y amigable. Estaban tan unidos el uno al otro que cuando Pedro fue al trabajo, Mercy extrañaba mucho al dueño.
Y era insoportable ver su mirada demasiado triste.

Luego, Pedro trató de negociar con la gerencia y recibió permiso para llevarse al gato al trabajo.

Aunque no a todos los colegas les gustó esta idea, Mercy fue tan obediente y cariñosa que muy pronto se ganó el favor de incluso los más oponentes de los gatos. Con el tiempo, el gato se acostumbró y deambuló tranquilamente por el lugar, sabiendo perfectamente a dónde ir para conseguir una golosina.

Like this post? Please share to your friends: